CLASE ROQUITAS: MI BOCA

Mi Boca

Versículo Clave:
“Cantad a Dios, cantad...” Salmo 47:6a
Base Bíblica:
Marcos 7:31-37
Propósito:
Que el alumno agradezca a Dios porque le dio una boca para alabarle, y gustar los sabores.
Meta de Enseñanza-Aprendizaje:
Que el alumno pueda distinguir los diferentes sabores.

MAESTRO

No hay nada más hermoso que el pueblo que alaba a Dios. Muchas veces no sabemos aprovechar al máximo nuestros sentidos para rendir un culto digno a nuestro Rey. Con estas lecciones se pretende reflexionar en la importancia de adorar a Dios con todo nuestro ser y

con inteligencia. ¿Está usted exaltando a su Creador como Él se lo merece? Durante la semana testifique y confiese con su boca las bendiciones recibidas y glorifique a Dios con sus palabras.

ANTES DE COMENZAR

En la clase de hoy los alumnos identificarán las utilidades de nuestra boca. Para ejercitar el sentido del gusto lleve harina simple, otra revuelta con azúcar, y otra revuelta con sal. Ellos determinarán el sabor según sea el caso. Para la lección procure elaborar láminas que contengan las principales escenas de la misma.

DESARROLLO DE LA CLASE

Oración

Ore alabando al Señor por todo.

Actividades

1. Dar la bienvenida.

2. Cantar Salmo 47:1 y 6 “Pueblos Todos”.

3. Colocar harina con diferentes sabores en diferentes platos así: harina simple, harina con azúcar, harina con sal, bicarbonato. Cada alumno prueba un poco con el dedo y dice el sabor.

4. Orar y dar gracias a Dios por su boca.

5. Jugar “Toco-Toco”. Tóquese la boca y diga “Dios hizo mi boca.” Tóquese la boca y diga “Mi boca es para cantar.” Tóquese la boca y diga “Mi boca es para saborear.” Tóquese la boca y diga “Mi boca es para orar.” Tóquese la boca y diga “Mi boca es para decir gracias

a Dios.”

6. Contar la historia.

HISTORIA

La Biblia nos cuenta que Jesús viajaba por varios lugares hablando a la gente del amor de Dios y haciendo milagros. En una de esas ocasiones llegó al lago de Galilea y le llevaron a un sordo y tartamudo o sea que tenía problemas para hablar, y le pidieron que pusiera Su mano sobre él. Tápense sus oídos con las manos. ¿Pueden escuchar? Tápense su boca. ¿Pueden hablar? Así era este hombre. Jesús lo llevó aparte de la gente y le metió los dedos en los

oídos y con saliva le tocó la lengua y mirando al cielo le dijo al hombre “Efata, es decir:

¡Abrete!” Al momento los oídos del hombre se abrieron y su lengua quedó sana y pudo hablar bien. La gente se admiraba diciendo “¡Él hace que los sordos oigan y los mudos hablen!”

Aunque nosotros no estuvimos ahí nos imaginamos la felicidad de ese hombre que antes no podía hablar bien, pero después podía comunicarse con otros, y alabar a Dios con su boca.

Ahora existen también personas que no pueden hablar. Nosotros debemos dar gracias a Dios, porque tenemos sana nuestra boca para hablar. No decir malas palabras. Podemos entristecer o enojar a otros con lo que decimos. Eso no agrada a Dios ni a los demás. Use la boca para alabar a Dios y edificar a los demás.

Recoger la ofrenda.